Los beneficios de aprender un segundo idioma

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Faria-Tancinco define la oportunidad de escuchar y hablar otros idiomas como “la belleza de los Estados Unidos”.

La comunidad hispana es la minoría más grande no solo en Rhode Island, sino en todo los Estados Unidos. Por tal motivo, el español es cada vez más común en nuestra vida cotidiana; verlo desde carteles públicos hasta en instrucciones de productos hace difícil ignorar su impacto.

Según el Instituto de Políticas Migratorias, más de 130.000 habitantes de Rhode Island hablan español, lo que lo convierte en el segundo idioma más hablado en el estado.

Lilly Ngolvorarath, egresada de RIC 2021, de descendencia asiática habla tres idiomas, entre ellos español. 
“Cuando era niña, escuchaba hablar dos idiomas en casa: Mis dos hermanas son mayores, así que me cuidaban y hablaban inglés, y mis padres lo hacían en lao (lengua oficial de Laos) cuando estaban ahí”, explica. “Mi madre habla lao, cantonés y mandarín. Aprendió un poco de francés en la escuela, ya que Laos fue colonizada por los franceses, y también sabe un poco de japonés, lo suficiente para sobrevivir”.

Sin embargo, fue en la escuela que Ngolvorarath conoció a un grupo de hispanohablantes que la acogieron como amiga, lo que hizo que su interés por la cultura y el idioma español se incrementara. “Empecé a estudiar español en sexto grado. Con el tiempo, me di cuenta de que quería enseñarlo”, dice. 

Historias como la de Ngolvorarath son comunes en muchos hogares inmigrantes en los Estados Unidos. Igualmente, existen aquellas como la de Laura Faria-Tancinco, coordinadora del Programa Intensivo de ESL y del Proyecto ExCEL en RIC, quien aprendió español alrededor de sus 20 años, después de graduarse de la universidad.

Para ella, ser bilingüe causa impacto en su vida profesional. “No sería posible hacer el trabajo que hago en RIC si no hablara otro idioma como el español”, dice. Lenguaje que utiliza para leer y responder correos electrónicos, al igual que para desarrollar conexiones con estudiantes hispanohablantes dentro y fuera de la universidad.

“Ser bilingüe en los Estados Unidos me permite llegar a mis usuarios de maneras que no serían posibles si solo hablara un idioma. Especialmente si se está en la industria de prestación de servicios en lugar de venta de productos”, dice Faria-Tancinco.

De igual manera, Ngolvorarath resalta otros beneficios de ser bilingüe que pudo experimentar durante los siete años que trabajó en los juzgados de Providence y en las oficinas de libertad condicional de Pawtucket y Cranston. Tiempo en el cual no solo mejoró su español, sino que logro tocar la vida de varias personas.
“Nunca olvidaré la sonrisa de sorpresa que aparecía en los rostros de las personas y la sensación de comodidad que tenían cuando les hablaba en español”, dice. “Parece un interruptor que se activa en su cerebro que dice: ‘Oh, hay alguien que puede ayudarme’. En ese momento, las personas son más abiertas”.

Aunque para estas dos profesionales, el proceso de aprendizaje de idiomas no fue el mismo y comenzó a edades diferentes, individualmente creen que hablar más de un idioma ha sido beneficioso para su vida social, profesional y personal.

“En el nivel más básico, hablar otro idioma amplía las posibilidades de la gente que puedes conocer, los lugares que puedes visitar, la comida que puedes probar, los programas de televisión y la música que puedes disfrutar”, dice Faria-Tancinco. “Yo escucho exclusivamente música en español; no sé por qué, pero me llama más la atención que la música en inglés. Esa es una parte de mí que cambió para siempre”.

Además, señala que muchos de sus estudiantes bilingües adultos que tienen hijos se encuentran en el dilema de cuál idioma hablar en su hogar, si en su lengua materna o solo en inglés.

“Les explico que los niños aprenden inglés en la escuela o fuera de casa”, dice. “Pero en el hogar, tu trabajo es ser padre. Si puedes ser padre en inglés, genial; pero si eres un mejor padre en tu lengua materna, debes usarla”.

Hablar en la lengua materna ayuda a los niños a “crear raíces fuertes y duraderas en su cultura, herencia e identidad. Además de ayudarles a construir vínculos más fuertes con los miembros de la familia (abuelos, tías y tíos) que solo hablan su lengua materna”, afirma.

Ngolvorarath cree que, como maestra, es importante exponer a los niños pequeños a un mundo que tal vez desconocen y lograr que vean el idioma no como una barrera entre las personas, sino como un instrumento para conectarse con los demás. “Si se les dan las herramientas, los recursos y el apoyo adecuados, aprenden a amar los idiomas. Como resultado, toda la comunidad es mucho más rica y estará mucho más conectada”, expresa.

Por su parte, Faria-Tancinco define esa oportunidad de escuchar y hablar otros idiomas como “la belleza de los Estados Unidos”.